Categoría: Reflexiones
Volar
Un día de despedida
Descender
Salmo 22
«El señor es mi pastor nada me puede faltar».
Hace no mucho asistí a un funeral. Demasiada tristeza. Cada vez soporto menos los funerales. En realidad creo que nunca los he soportado. Está bien acompañar a seres a los que aprecias y quieres en estos en estos momentos de duelo y de tanto dolor. Si por lo menos sirviera para aliviar el peso de tanta carga… Es en este punto donde comienza el verdadero calvario para los que sienten cercana la pérdida. Un calvario que no acaba nunca. Nunca acabas de extrañar. Nunca te recuperas del todo. Todo cambia a partir de ese momento. Pierdes todo rastro de inocencia si aún te quedaba algo. Ya nada vuelve a ser igual. Parte de ti muere para siempre por dentro.
Y yo me pregunto ¿como se puede empezar un funeral cantando «El señor es mi pastor nada me puede faltar»cuando realmente ya te falta, ya has perdido parte de ti, parte de todo?.
¿Y qué pasa con el sufrimiento?
El sufrimiento del enfermo, el calvario hasta llegar a la muerte, el sufrimiento de los que quedamos esperando nuestra agonía … ¿Donde está «El Señor» en todos estos momentos?
Yo ya no se que pensar. Quizá realmente no haya nada que pensar. Quizá realmente no haya nada.
La basura de mi barrio
Siempre he tenido una relación especial con la basura. Una especie de paranoia obsesiva que hace que no pueda dejar de fijarme en ella. Y aunque hace tiempo que me limito a mirar, en ella he ido encontrado valiosos objetos que me han sido de gran utilidad en cada una de las etapas de mi vida. Valiosos para mi, claro. Objetos, juguetes, libros, aparatos… Nuestro primer amplificador de guitarra lo encontramos Jonnhy y yo en la basura. ¿ O fue solo Jonnhy? Estaba estropeado. Lo llevamos a arreglar. Duramos con él una larga temporada.
En el barrio de mi infancia todo era diferente y en la basura apenas se encontraba nada. Era un barrio viejo, y la media de edad era más alta. Se aprovechaba todo al máximo. No se tiraba nada. Todo se arreglaba.
Se puede saber el estatus social de un barrio tan solo por su basura. Una sensación parecida a cuando paseas por el cementerio entre tumbas, nichos y panteones. Tenemos la costumbre de dejar constancia del estatus social al que pertenecemos como sello de identidad por allá por donde pasamos. Incluso cuando estamos muertos. ¿Que clase social tendrá el alma?
Un Poema – Fragmentos y reflexiones para un final
La droga que ya no hace efecto,
No sentir nada,
Los sollozos de los niños en la plaza me ensordecen,
Calor insoportable,
Humedad,
40 grados.
Chillidos y lloros son lo único que oigo
Golpeando en mi cabeza.
No puedo dormir
Amanece.
Calor insoportable
Los gritos de los niños con sus madres
Son lo único que oigo.
Dos Raules
Soñador
Soñar es volar.
Soñar es disfrutar de las pequeñas cosas como si fueran grandes.
Soñar es darle la vuelta al mundo con la mente y ser más feliz.
Soñar es levantarse cada mañana y ser el puto amo.
Soñar es vivir cada momento como si fuera único.
Soñar es futuro, sin importar el pasado.
Soñar es amor a uno mismo y a los que le rodean.
Soñar es imaginar, construir y crear.
Soñar es esperanza y libertad.
Soñar es ser fiel a ti mismo sin importar lo que piensen los demás.
Soñar es poder hacer lo que quieras con solo pensarlo.
El final del verano
del verano,
llegó
y tu partirás…»
El final del verano siempre me trae tristeza. Aunque cada vez menos. Es como si se muriera algo por dentro. Como si te arrancaran un pedacito de ti y sintieras un vacío por dentro que duele. Cuando era pequeño esta sensación era aún mas intensa. Los veranos que pasaba en el pueblo con mis primos, con mis tíos y con mis abuelos eran muy especiales. Largos y hermosos veranos que transcurrían muy rápido. Y los amores de verano. Sensaciones con fecha de caducidad esperando un nuevo verano. El viaje de vuelta de vacaciones ocultando las lágrimas en el asiento de atrás del coche de mi padre donde los sentimientos no acababan. Mil imagenes en un segundo. Demasiados veranos, demasiados momentos como para acordarme de todos: Los veranos en «las nacio», jugar a guadias y ladrones, partidos de fútbol, minivanes de colores. Las interminables partidas a la taba, el monopoly y el pocker en la playa. Verano azul, el pop, Pozoblanco y Puebla de la Reina. Un maravilloso verano en Hedaya, verano en Logroño, tu último verano.
Ahora prefiero el invierno.