En las épocas de sequía y días agostados de verano en pleno calor infernal las lombrices y gusanos sacan sus cabezas y salen de la tierra buscando la humedad inexistente. La temperatura del suelo y la tierra tan árida y dura hace que su desplazamiento en busca de un lugar mejor sea prácticamente imposible. La muerte es segura. No podrán llegar a su destino, no cumplirán sus sueños ni sus objetivos. En realidad no tienen destino. Su objetivo en un momento dado será solo respirar. Una maravillosa utopía: beber y respirar. Morirán arrastrándose, secándose y agonizando en el camino. Somos como putas lombrices.