Dejamos Francia después de 6 meses.
Melancolía, no. Tristeza, tampoco. Quizá solamente un vacío. No sé aún la magnitud de ese vacío. Quizá sea un vacío pequeño, quizá inmenso. Muchas cosas han sucedido en esos meses, demasiadas quizá. Cosas que seguro llevaré dentro de mí y que me marcarán el resto de mis días, y no por que no pueda volver, que lo haré, y muchas veces seguramente, sino porque hay cosas que suceden una sola vez en la vida y ya no vuelven. La vida no tiene marcha atrás.
Ahora vuelta a Donosti, con muchas ganas de empezar de nuevo, de agarrar mi vieja guitarra, la de antes, la que hace más de 5 años que no agarro, ponerla a punto y volver a intentar sacarle esos sonidos que solo ella sabía darme, si le apetece, si no está enfadada conmigo después de tantos años arrinconada en su féretro de terciopelo azul, si aún me recuerda, si aún recuerda mis manos…
Digo adiós a Francia, con el corazón. Me quedan maravillosos recuerdos, sabores infinitos, olores de verano, el mar, la playa, el sol,…pero mejor , …ya no digo nada…