Es urgente volver a los valores que nos definen como humanos, libres de banderas, ideologías, idiomas o religiones. Valores que trascienden las diferencias y nos conectan con nuestra esencia. La empatía que nos une. La honestidad que construye confianza. La responsabilidad que nos impulsa a actuar con integridad. La equidad que reconoce la dignidad de todos. La gratitud que nos hace conscientes de lo que compartimos. La solidaridad que nos recuerda que juntos somos más fuertes.
No se trata de ideales abstractos, sino de principios prácticos para vivir en virtud. Recuperarlos es el primer paso hacia una sociedad más justa y humana. No sé a qué esperamos. ¿Estamos listos para empezar?